Oración a la Virgen de Guadalupe por el Papa San Juan Pablo II

Oración a la Virgen de Guadalupe por el Papa San Juan Pablo II
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La oración a la Virgen de Guadalupe por el Papa San Juan Pablo II es una plegaria profundamente conmovedora y significativa dentro de la tradición católica. Esta oración, que fue recitada por uno de los papas más queridos y carismáticos de la Iglesia Católica, se ha convertido en un símbolo de devoción a la Virgen de Guadalupe, la patrona de América y una figura celestial venerada en todo el mundo. En este blog de oraciones católicas, exploraremos con reverencia la poderosa oración que el Papa San Juan Pablo II dirigió a Nuestra Señora de Guadalupe, invitándote a profundizar en su significado espiritual y a experimentar la conexión única que esta oración ofrece con la Madre de Dios. Acompáñanos en este viaje de fe y devoción mientras descubrimos el poder de la oración y la intercesión de la Virgen de Guadalupe en nuestras vidas.

San Juan Pablo II

Oración a la Virgen de Guadalupe por el Papa San Juan Pablo II

¡Oh Virgen Inmaculada
Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia!
Tú, que desde este lugar manifiestas
tu clemencia y tu compasión
a todos los que solicitan tu amparo;
escucha la oración que con filial confianza te dirigimos,
y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso,
a Ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores,
te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor.
Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos,
nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos;
ya que todo lo que tenemos y somos lo ponernos bajo tu cuidado,
Señora y Madre nuestra.

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Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino
de una plena fidelidad a Jesucristo en su Iglesia:
no nos sueltes de tu mano amorosa.

te pedimos por todos los obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos
de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios ya las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda
hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes
vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe
y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares
la gracia de amar y de respetar la vida que comienza.
con el mismo amor con el que concebiste en tu seno
la vida del Hijo de Dios.
Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias,
para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.

Esperanza nuestra, míranos con compasión,
enséñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos
a levantarnos, a volver a él, mediante la confesión de nuestras culpas
y pecados en el sacramento de la penitencia,
que trae sosiego al alma.
Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos sacramentos
que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia,
con nuestros corazones libres de mal y de odios,
podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz,
que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo,
que con Dios Padre. y con el Espíritu Santo,
vive y reina por los siglos de los siglos.

Amén.

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Papa San Juan Pablo II