En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Milagroso Divino Niño Jesús, dueño de mi corazón y de mi vida; mi tierno y adorado Niño, hoy llego hasta ti con mucha humildad y arrepentimiento por mis múltiples pecados. Yo confieso que he caído en tentación y que tú eres mi única esperanza para salir de la tristeza en la que me encuentro. En este día llego ante Ti abatido e implorando tu misericordia, pues quiero pedirte Niño adorado, puro y sin mancha, que reboses sobre mí tu generosidad y tu amor; por favor desborda tu perdón, clemencia y compasión sobre tus fieles devotos, que acudimos a ti suplicantes.
Niño amable, amado y bendecido, quédate siempre a mi lado y ayúdame a separarme del mal, hazme semejante a Ti e ilumíname para que crezca en mí la conciencia de hacer el bien en todo momento, y que tu sabiduría y tu gracia me acompañen, pues soy débil al pecado y necesito de tu fortaleza. Dulce y adorado Niño Jesús, sácame de este abismo en el que me han dejado mis malas decisiones, y yo te prometo que te amaré con toda mi alma y con todo mi corazón.
Divino Niño Jesús, escúchame y no permitas que me desvíe de tus caminos pues son muchas las tentaciones que se presentan y grande es la fragilidad de mí ser. Eterno Niño Jesús, ayúdame pues tú eres mi esperanza, y te pido de todo corazón que me auxilies en este momento de tristeza por haberte fallado y haber caído. Yo confío en tu bondad y pongo en tus hermosas manos, este pecado y esta gran necesidad que tengo, para que por favor me auxilies:
(En este instante pide con mucha fe al Divino Niño lo que se deseas conseguir).
Poderoso Niño Jesús, yo reconozco que no merezco tu amor, pero recurro a ti, pues tú eres el hijo de Dios y el auxilio del cristiano, acuérdate de mí oh Niño Santo y amado, que vengo suplicando tu ayuda, traigo mi corazón desalentado y me encuentro muy abatido, pero sé que tú puedes animarme y ayudarme. Guía por favor mis pasos Amado Niño Jesús, y concédeme remedio a mi aflicción, pues hoy llego a tus pies con la gran ilusión de que me permitas obtener tu orientación y la paz que anhela mi alma.
Divino Niño Jesús, bendíceme, escúchame y protégeme, defiéndeme por tu piedad de todos aquellos que quieren hacerme daño, yo te prometo honrarte y alabarte porque tú eres mi consuelo y mi salvación.
Inocente y amoroso Niño Jesús, que tu sonrisa sea mi alegría y tu mirada mi compañía, que tus brazos me envuelvan y me defiendan del mal y sean siempre mi refugio. A tus sacratísimos pies me postro, Niño bueno de mi alma, pues sé que a pesar de mis debilidades, de mis muchos defectos y de mi inclinación al pecado, tú estás aquí en mi corazón y no me abandonas. Tú rodeas mi alma con tu dulzura y me llenas de tu amor, tú me limpias de la maldad y no tienes en cuenta mis faltas, sino que me miras con bondad.
Hermosísimo Niño Jesús, mi Dios y mi Salvador, con el más profundo sentimiento, desde el fondo de mi corazón yo te digo que me permitas glorificarte y amarte, yo solo te puedo ofrecer esta humilde oración, la necesidad que hoy traigo de ti y las buenas intenciones que tengo de cambiar, hoy te entrego mi vida entera para que tú me transformes y hagas tu obra en mí.
Poderosísimo y majestuoso Niño Jesús, Hijo del Padre Celestial, que descendiste de los Cielos y viniste al mundo para cumplir los designios eternos de Dios Padre, rescata mi alma del barranco, y aleja de mí todo lo que me causa tentación e incitación a la maldad.
Dulcísimo Niño bueno, hoy te dirijo esta sincera y suplicante oración, esperando que con tu poder obres en mi vida un milagro de transformación; arranca de mí este terco corazón y en cambio de eso, dame la disposición de hacer tu santa voluntad para salir de esta muy difícil situación en la que me encuentro.
Bendito y hermoso Niño, haz que vuelva a mí la tranquilidad y el bienestar, pues tú eres el príncipe de la Paz y fuente de toda bendición. Hoy yo te pido por favor que escuches mi voz suplicante y le des esperanza a mi alma afligida, concédeme adorado Niño, si es tu voluntad, abandonar esta tristeza y amargura que tengo.
Bondadosísimo Niño Jesús, por tu amor regálame tu misericordia; yo de mi parte deseo; alabar por siempre tu Santo nombre, y abrazarme a la devoción de tu infancia, para poder ser testimonio de vida, para que otros encuentren esperanza y la ayuda que tanto han buscado.
Piadosísimo Niño Jesús, yo te imploro que nunca te alejes de mí vida, ni que me dejes en soledad ante la tribulación, guíame e indícame la forma de ser una mejor persona y de poder dar lo mejor de mí a los demás a cada instante; permíteme servir a mis hermanos con humildad, porque tú también eres generoso y bondadoso conmigo.
Oh Niño bendito, yo te ruego que me ayudes en esta dificultad tan grande, porque creo firmemente que tu Divinidad puede socorrerme y espero con confianza obtener de tus manos tu Santa Gracia. Yo deseo amarte con todo mi corazón y con todas las fuerzas de mi ser.
Sinceramente Niño Jesús, de rodillas me postro ante ti, para decirte que ya no quiero pecar más, y te suplico que me des las fuerzas para alejarme del mal, pues desde hoy y en adelante deseo caminar por tus sendas de justicia, de rectitud, de amor y de paz, ya que quiero servirte con fidelidad, amar a mis hermanos y hacer siempre lo correcto.
Santo Niño Jesús, lleno de poder, dame la gracia de tenerte eternamente en mi vida, junto a tu Espíritu Santo, para poderte venerar y adorar por siempre con los Santos Ángeles de tu Corte Celestial.
Amén
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